26 de marzo de 2012

FOTOPOESÍA 13: Nerea hurtado


Libros extraños que halagas a la mente
en un lenguaje inaudito y tan raro,
y de que lo más puro y lo más caro
hacéis brotar la misteriosa fuente.
Rubén Darío
Nerea hurtado

25 de marzo de 2012

FOTOPOESÍA 12: Mirian González

Eres tú amigo libro,
la aventura que he soñado,
el poema que recito,
el cuento que me ha calmado.

Jesús Pascual

FOTOPOESÍA 11: ALEJANDRO RUIZ

Dale color a
tus poesías escritas
en blanco y negro.

¿FOTOPOESÍAS SOBRE EL TEMA DEL LIBRO?


Y a ese mundo genial de las cosas que dices
no le falta ni amor, ni verdad, ni matices
Maldita Nerea y   Mario Barriuso


Te fuiste y me dejaste solita
como barquito en el mar
voy a seguir tu sendero
quiero llevarte hasta el cielo
te lo juro que te quiero
sé que te voy a encontrar
Tito el bambino y Mirian de la Fuente


22 de marzo de 2012

FOTOPOESÍA 6: Nuria Pérez

Un libro solitario
en la zona verde estaba,
aunque llovió,
no se mojó

FOTOPOESÍA 5: Mikel de la Fuente




A ti, hermoso libro
de mis noches compañero,
y de muchos un amigo
a ti, que abres deseos
para un mundo escondido

FOTOPOESÍA 4: Alicia López




Tú eres libro mi amigo
y yo de ti disfrutaré,
qué date siempre conmigo
que yo también te amaré


21 de marzo de 2012

FOTOPOESÍA 3: Clara Manero


Un dragón rojo podrás ser
entre nubes blancas volar
el gran mar azul tú surcar
el universo conocer

Pues con un buen libro en la mano
y ganas de mucho aprender
disfrutas tú la lectura
viajar a un mundo lejano

FOTOPOESÍA 2: Inés Romero


Un libro me estoy leyendo
cada noche día a día
cuando ya está terminado
me sorprende con alegría

FOTOPOESÍA 1 Ariadna Santos
















Qué es la vida
más que un libro escrito
lleno de hechos

20 de marzo de 2012

EL SONETO DE ANABEL: CARNAVAL



Carnaval

Al salir yo a la calle disfrazada
muchos disfraces y caretas vi
y detrás de aquel disfraz yo escogí
de todos el que mi atención llamaba.


Cuando vi empezar yo la cabalgata
sentadas en el puente conocí
amigas que antes de vista perdí
y que ahora yo al lado estaba sentada.


Al ver terminar al fin este evento
que parecía admirar a la gente
con sus disfraces sacados de un cuento

del que saldrá el mio para el siguiente
y aunque cueste trabajo elaborar
se que impresionará mucho a la gente.

14 de marzo de 2012

MÁS POEMAS y LIBROS: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER



XXIX
La bocca mi bacciò tutto tremante..

Sobre la falda tenía
el libro abierto,
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros,
no veíamos las letras
ninguno, creo,
mas guardábamos ambos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
más que el aliento
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo,
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.
…………………….

Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos,
yo dije trémulo:
¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
-¡Ya lo comprendo!

Gustavo Adolfo Bécquer

POEMAS SOBRE LIBROS: RUBÉN DARÍO



El libro es fuerza, es valor
es poder, es alimento;
antorcha del pensamiento
y manantial del amor.

Rubén Darío

12 de marzo de 2012

POEMAS SUELTOS: ANDREA SANTOS

ANDREA SANTOS


En los día de invierno
se nota un frío viento
y se ven por la ventana
las hojas en movimiento
luego el verano volverá
y abriré mi baúl polvoriento
lleno de viejas fotos
que vemos con sentimiento






POEMAS DEDICADOS AL LIBRO





Miguel de Unamuno   

Leer, leer, leer,vivir la vida

que otros soñaron.

Leer, leer el alma olvidada

las cosas que pasaron.

Leer, leer, leer ¿seré lectura

mañana también yo?

¿Seré mi creador, mi criatura,

seré lo que pasó? 



Herman Hesse   


Todos los libros del mundo

no te dan felicidad

pero te conducen en secreto

hacia ti mismo.

Allí encuentras todo lo que necesitas,

el sol, las estrellas y la luna

pues la luz que tú buscas

habita en ti mismo.

La sabiduría que buscaste

en las librerías

reluce en cada página…

Y ahora es tuya.


5 de marzo de 2012

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ






Mañana, día 6 de marzo cumple años uno de los mejores escritores en lengua castellana: Gabriel García Márquez. Aquí os dejo un pequeño fragmento de su libro más conocido llamado Cien años de soledad, en el que se describe el perturbador final de una mujer llamada Remedios la bella:


La suposición de que Remedios, la bella, poseía poderes de muerte, estaba entonces sustentada por cuatro hechos irrebatibles. Aunque algunos hombres ligeros de palabra se complacían en decir que bien valía sacrificar la vida por una noche de amor con tan conturbadora mujer, la verdad fue que ninguno hizo esfuerzos por conseguirlo. Tal vez, no sólo para rendirla sino también para conjurar sus peligros, habría bastado con un sentimiento tan primitivo, y simple como el amor, pero eso fue lo único que no se le ocurrió a nadie. Úrsula no volvió a ocuparse de ella. En otra época, cuando todavía no renunciaba al propósito de salvarla para el mundo, procuró que se interesara por los asuntos elementales de la casa. "Los hombres piden más de lo que tú crees", le decía enigmáticamente. "Hay mucho que cocinar, mucho que barrer, mucho que sufrir por pequeñeces, además de lo que crees." En el fondo se engañaba a sí misma tratando de adiestrarla para la felicidad doméstica,, porque estaba convencida de que, una vez satisfecha la pasión, no había un hombre sobre la tierra capaz de soportar así fuera por un día una negligencia que estaba más allá de toda comprensión. El nacimiento del último José Arcadio, y su inquebrantable voluntad de educarlo para Papa, terminaron por hacerla desistir de sus preocupaciones por la bisnieta. La abandonó a su suerte, confiando que tarde o temprano ocurriera un milagro, y que en este mundo donde había de todo hubiera también un hombre con suficiente cachaza para cargar con ella. Ya desde mucho antes, Amaranta había renunciado a toda tentativa de convertirla en una mujer útil. Desde las tardes olvidadas del costurero, cuando la sobrina apenas se interesaba por darle vuelta a la manivela de la máquina de coser, llegó a la conclusión simple de que era boba. "Vamos a tener que rifarte", le decía, perpleja ante su impermeabilidad a la palabra de los hombres. Más tarde, cuando Úrsula se empeñó en que Remedios, la bella, asistiera a misa con la cara cubierta con una mantilla, Amaranta pensó que aquel recurso misterioso resultaría tan provocador, que muy pronto habría un hombre lo bastante intrigado como para buscar con paciencia el punto débil de su corazón. Pero cuando vio la forma insensata en que despreció a un pretendiente que por muchos motivos era más apetecible que un príncipe, renunció a toda esperanza. Fernanda no hizo siquiera la tentativa de comprenderla. Cuando vio a Remedios, la bella, vestida de reina en el carnaval sangriento, pensó que era una criatura extraordinaria. Pero cuando la vio comiendo con las manos, incapaz de dar una respuesta que no fuera un prodigio de simplicidad, lo único que lamentó fue que los bobos de familia tuvieran una vida tan larga. A pesar de que el coronel Aureliano Buendía seguía creyendo y repitiendo que Remedios, la bella, era en realidad el ser más lúcido que había conocido jamás, y que lo demostraba a cada momento con su asombrosa habilidad para burlarse de todos, la abandonaron a la buena de Dios. Remedios, la bella, se quedó vagando por el desierto de la soledad, sin cruces a cuestas, madurándose en sus sueños sin pesadillas, en sus baños interminables, en sus comidas sin horarios, en sus hondos y prolongados silencios sin recuerdos, hasta una tarde de marzo en que Fernanda quiso doblar en el jardín sus sábanas de bramante, y pidió ayuda a las mujeres de la casa. Apenas había empezado, cuando Amaranta advirtió que Remedios, la bella, estaba transparentada por una palidez intensa. 

-¿Te sientes mal? -le preguntó. 

Remedios, la bella, que tenía agarrada la sábana por el otro extremo, hizo una sonrisa de lástima. 

-Al contrario -dijo-, nunca me he sentido mejor. 

Acabó de decirlo, cuando Fernanda sintió que un delicado viento de luz le arrancó las sábanas de las manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un temblor misterioso en los encajes de sus pollerones y trató de agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a elevarse. Úrsula, ya casi ciega, fue la única que tuvo serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento irreparable, y dejó las sábanas a merced de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le decía adiós con la mano, entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria.